
Constantemente se habla del mal estado de las rutas para justificar accidentes viales (que en todo caso no son accidentes si es que pueden ser evitados), y eso simplemente no hace otra cosa que reafirmar lo que somos… personas que no aceptamos nuestros errores porque es más fácil echar la culpa al otro.
En el caso de la ruta nacional Nº 9, permanentemente nos referimos a ella para hablar del mal estado de la misma, pero jamás hablamos de lo mal que conducimos.
Si nos ponemos a hablar estadísticamente sobre los accidentes de tránsito que sucedieron en el trayecto que une Las Termas de Río Hondo con la capital santiagueña, concluiremos que, la causa de los mismos en un índice ínfimo es por el estado de la calzada, mientras que la mayoría es a causa de la mala conducta vial de los conductores.
Si los carteles indican que las velocidades máximas permitida son de 90 o 110 kilómetros por hora, no entiendo la razón para excederse de los mismos. Similar cuando la demarcación de dos líneas amarillas prohíbe el adelantamiento en lomadas o curvas, y sin embargo, sobrepasan en las mismas.
Nos podemos quejar de que la ruta ya debería ser ruta segura o autopista, pero mientras no lo sea, aprendamos a respetar las normas establecidas para su tránsito seguro, y seguramente no tendremos que lamentar nuevos accidentes de tránsito que, en caso peores, se cobran vidas humanas.
Nota original publicada el día 12 de enero de 2020 en https://josejimenezh.blogspot.com/