La provincia de Santiago del Estero posee más de 1.600 kilómetros de límites, colindando con las provincias de Catamarca, Tucumán, Salta, Chaco, Santa Fe y Córdoba, con cuales comparte una amplia red de conexiones de rutas y caminos tanto nacionales como provinciales y, además, una significativa cantidad de caminos vecinales o privados, lo que representa un gran desafío a la hora de controlar la salida de la producción no declarada ante organismos santiagueños.
La problemática no es nueva, sino que tiene una larga historia, pero, desde finales del siglo pasado fue haciéndose más compleja con la llamada “expansión de la frontera agrícola” donde propietarios de terrenos en provincias vecinas comenzaron a comprar campos colindantes ubicados en suelo santiagueño.
¿De qué se trata este tema en sí? La constante fuga de producción santiagueña hacia provincias vecinas sin ser declaradas ni tributar ante el estado provincial santiagueño.
Esta compleja situación también es a causa de los propios gobiernos de Santiago del Estero, ya que se ha acostumbrado a mantener olvidados los puntos limítrofes. El algunos casos, el último rastro de presencia del estado santiagueño se detiene a 15 o 20 kilómetros de la línea divisoria (en otros muchos más).
Un ex comisionado municipal de una localidad del departamento Jiménez sostuvo que, “aquí los dueños de finca la mayoría son tucumanos, sus campos ubicados en Tucumán se extienden por varios kilómetros dentro de nuestra provincia, tienen caminos propios, y todo sale sin tributarse aquí”. Además, apunta, “a veces pagan coimas a los mismos que deben controlar, como si no les importara que el mismo estado que les paga necesita tener recursos para hacer frente a sus sueldos”.
También argumentó: “La misma gente culturalmente se identifica más con Tucumán porque allá reciben todas las atenciones, especialmente por problemas de salud, tienen domicilio y votan allá, siempre las soluciones vienen de los tucumanos, y bueno, eso es propio del olvido que históricamente hubo desde nuestras autoridades provinciales hacia las poblaciones limítrofes”.
El mismo, que en estas próximas elecciones buscará ser elegido nuevamente como comisionado, espera que ese olvido sea revertido, se ponga mayor énfasis en las necesidades de los pobladores limítrofes y se controle con mayor rigurosidad la fuga de recursos hacia otras provincias.
Por otra parte, consultado al respecto, un funcionario provincial aclaró que, esto se ha ido revirtiendo en los últimos años, especialmente gracias al trabajo que se realizó durante la pandemia (cuando se cerraron todos los caminos que comunicaban con las otras provincias) donde se advirtió como se esfumaban recursos obtenidos en suelo santiagueño hacia otras jurisdicciones sin tributar ante el estado provincial.
Sin embargo, explicó el mismo, sí es real que muchas veces se observa que la presencia estatal empieza varios kilómetros ya dentro de territorio santiagueño, pero que eso se ha venido revirtiendo en los últimos 20 años con extensión de redes de agua potable, pavimentación de rutas, enripiados de caminos, entre otras obras.
La situación irregular se da en toda la zona limítrofe; en algunos lugares se fuga la producción agrícola (soja, maíz, algodón, entre otras) en otras la ganadería mayor y menor, o apícola.
El coladero hacia fuera de la provincia es grande y, según estimaciones, el perjuicio económico contra Santiago del Estero es importante, razón por la cual se debería de actuar rápidamente; controlar las zonas limítrofes tiene que ser una política prioritaria sea cual sea el gobierno que asuma en el mes de diciembre.
