
Foto: Gentileza Fabián Luna.
En la localidad de Yutu Yacu, departamento Río Hondo, al límite con Tucumán, todos los 26 de diciembre se rinde honores a Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, conocida también como “Nuestra Señora de Andacollo”, una advocación mariana que llegó a San Juan procedente de Chile, y a través de un sanjuanino arribó a territorio riohondeño.
La Virgen de Andacollo es honrada en muchas ciudades y pueblos de la provincia de San Juan, donde cada 26 de diciembre se congregan multitudes de peregrinos. El origen de esta advocación es la localidad de Andacollo, Serena, en el vecino país de Chile, y fue traída a territorio argentino por comerciantes viajeros y mineros chilenos. La “Virgen morena” o también “Virgen chinita o de la montaña” es la representación de la Virgen María que borra los límites políticos y geográficos que separa a Argentina y Chile, y que unió incluso en la escalada militar de 1.978, según cuentan medios de la provincia cuyana.
La historia de la llegada de la Virgen de Andacollo a Yutu Yacu, departamento Río Hondo, tiene un protagonista llamado Eulogio Luna, un hombre oriundo de Tamberías, Jáchal, provincia de San Juan. Él, como muchos sanjuaninos, tenía una fuerte devoción a la Virgen de Andacollo, a tal punto que era un chino (bailarín) durante las fiestas patronales de su pueblo.
Fabian Luna, nieto de Eulogio, grafica un poco esta historia que pasó de ser algo familiar a transformarse en devoción religiosa popular de esta pequeña localidad ubicada a 16 kilómetros al noroeste de Las Termas de Río Hondo.
“Mi abuelo era un trabajador golondrina, hasta que el destino de la vida hizo que llegara acá al departamento Río Hondo, se conoce con una mujer local llamada Neomisia Silva, que sería mi abuela, la cual vivía en Sotelo, y cuando él se logra instalar porque le sale un trabajo en una finca acá en Yutu Yacu, le hace una promesa para que lo ayude a conseguir sus tierras, y él le iba hacer la gruta aquí en la localidad donde trabajaba” relató Fabián. Todo esto ocurrió entre la década del ´50 y ´60, a mediados del Siglo XX.
La aparición de un gerente bancario, con quien comienza a trabajar a medias, la adquisición de sus propias tierras, tener un pozo surgente y construir su casa donde se criaron sus nueve hijos, fueron para Eulogio un milagro, por lo que decide cumplir con lo prometido y dona un predio de su campo al cual justamente denominó “Finca de Andacollo”.

La primera imagen que llegó a la gruta ubicada a 800 metros de la ruta nacional 9, en el kilómetro 1.222, fue un cuadro obsequiado por la madre de Eulogio. El predio actualmente no solo resguarda a la Virgen de Andacollo, sino también a Nuestra Señora del Milagro (primera advocación mariana en este pueblo donde la consideran la patrona) ya que este lugar pasó a depender del Obispado de Santiago del Estero.
La fe, como artífice de todo, fue el motor que impulso a este sanjuanino a construir un legado que aún perdura y que cada día se acrecienta a través de sus hijos, nietos y bisnietos, y también de los vecinos de la zona que encuentran en la Madre del Salvador la esperanza y la paz.